Con licencia para saquear
GINEBRA, (IPS) .- Las industrias extractivas
constituyen, para muchas comunidades y países, lo
que se ha dado en denominar "la maldición de los
recursos naturales". Hoy, el apetito de las
compañías mineras aumenta al mismo ritmo que el precio de sus productos.
Análisis de Aileen Kwa
Hay nuevas inversiones petroleras en Angola y
en Uganda, y mineras en Madagascar y Ghana,
procedentes de compañías tradicionales del Norte
industrial pero también de China, en lo que
algunos expertos ya consideran una "piñata por los recursos de África".
Los intereses de las compañías están
protegidas por acuerdos de inversión y
comerciales, que les asignan la capacidad de
demandar a los Estados si sus gobiernos cometen
el atrevimiento de tomar medidas o sancionar leyes que reduzcan sus
beneficios.
"Los metales siempre han sido un enorme
negocio, más aun que la agricultura", dijo a IPS
el investigador Thomas Lines, autor del libro de
inminente publicación "Making Poverty: A History"
("Empobreciendo: Una historia").
"Las minas son algo grande. Necesitan un gran
capital detrás. Por eso, el negocio tiende a
quedar en manos de grandes empresas", sostuvo Lines.
"La industria minera es bien conocida por sus
proyectos de ‘enclave’", en los cuales la
autoridad empresarial es superior a la del
Estado, añadió. "A la empresa se le asigna el
derecho de explotar la mina. La empresa instala
la infraestructura, saca el material de la mina y
negocia con el gobierno los términos de pago."
"Lo que sucede con demasiada frecuencia es
que la compañía minera obtiene mucho dinero y que
unos pocos funcionarios gubernamentales reciben
sobornos. A nivel local, ofrece algunos empleos,
pero en general son muy vulnerables y someten a
los trabajadores a condiciones bastante duras."
La minería ha sido una importante fábrica de
pobres, según queda en evidencia en el libro de Lines.
A fines de los años 90, los países menos
avanzados exportadores de metales y minerales
mostraron los mayores niveles de pobreza: hasta
82 por ciento de sus habitantes sobrevivían con menos de un dólar diario.
"Otro problema es la tierra invadida, no sólo
la correspondiente a la propia mina, sino para
instalar la infraestructura de transporte, como
carreteras y vías férreas", dijo Lines.
"Y cada vez hay más proyectos de minas ‘a
tajo abierto’ o ‘a cielo abierto’. No tienen que
perforar, sino solo remover la cumbre de una
elevación" o los minerales que surgen al ras de
la tierra, "lo cual es muchísimo más dañino para el ambiente", sostuvo
"Hay otras consecuencias nefastas, como la
contaminación química. Todo depende de la
naturaleza del producto que se extrae. Si se
trata de oro, se usa cianuro. Si no tienen
cuidado, los ríos terminan contaminados", agregó.
"La bauxita, materia prima del aluminio, ha
sido la principal exportación de Ghana. Pero
pocos habitantes se benefician por eso. Es una
industria de enclave que se desarrolla en un
rincón remoto del país, donde se extrae y se
embarca. El dinero no se comparte", aseguró.
Para reparar esta situación, es necesario que
los gobiernos dicten normas para estas
actividades. Pero su capacidad de regulación ha
sido despojada por acuerdos internacionales de
los países con instituciones multilaterales.
"En los 80, se le dijo a los gobiernos que
debían abrir la minería a los intereses
privados", dijo a IPS Salimah Valiani, expertadel
Congreso Sindicato de Trabajadores. "Los Estados
perdieron el control social sobre las minas."
"Unos pocos centavos de cada dólar producido
por el níquel extraído en Papúa-Nueva Guinea eran
recibidos por la comunidad alrededor de la
explotación. Pero se le recomendó al gobierno
remover las normas en tal sentido para ‘atraer’ inversiones."
Las herramientas usadas por las corporaciones
para proteger sus intereses se volvieron cada vez más complejas.
La abogada Nathalie Berrnasconi, del Centro
para el Derecho Ambiental Internacional con sede
en Washington, llegó a contar 2.500 tratados
bilaterales de protección de inversiones con que
los gobiernos defienden los intereses de las compañías.
Entre los principios que rigen estos
convenios figuran los de no discriminación, de
modo que las compañías extranjeras deben ser
tratadas igual que las nacionales, explicó Bernasconi a IPS.
"Otras normas pueden ser muy problemáticas.
Una regulación nacional que limite la capacidad
de lucro de un proyecto puede entenderse como
expropiatoria, y, por lo tanto, el gobierno
deberá pagarle una compensación a la compañía que
se considere afectada", agregó.
Los procedimientos establecidos en esos
tratados están, con frecuencia, sesgados a favor de las compañías.
Por ejemplo, reconocen el derecho de los
inversores a demandar a los Estados ante foros o
árbitros internacionales, pero no el derecho de
los Estados a emprender querellas similares
contra las empresas, explicó la abogada.
Este fenómeno, que abrió paso a numerosos
juicios, comenzó con la firma a comienzos de los
años 90 del Tratado de Libre Comercio de América
del Norte (TLCAN-NAFTA) entre Canadá, Estados Unidos y México.
Inversores italianos demandaron a Sudáfrica
ante un tribunal internacional porque se
sintieron "discriminados" por leyes dirigidas a
mejorar la condición económica de la población
negra luego de caído el régimen del apartheid.
Pero compañías italianas controlan 80 por
ciento de las exportaciones sudafricanas de piedras preciosas.
Bernasconi explicó, además, que el gobierno
de Perú se debate entre el respeto por los
derechos humanos y la defensa de los intereses de
compañías mineras candienses en la comunidad de San Mateo.
La Comisión Interamericana de Derechos
Humanos ordenó al gobierno peruano a asegurarse
de que la empresa removiera los residuos tóxicos
que habían contaminado las napas de agua
subterráneas, el aire y la tierra, lo cual dañaba
la salud de la población, en especial de los niños y niñas.
"Pero, como hay un tratado bilateral, la
compañía puede demandar al gobierno" en caso de
que haga cumplir el dictamen de la Comisión Interamericana, agregó.
"Los inversores no siempre ganan, pero las
demandas frenan la aprobación de leyes. Pueden
decirle a los gobiernos: ‘Si la apruebas, vamos a
querellarte’", dijo Bernasconi.
(FIN/IPS/traen-mj/ak/ss/wd dv if og cs en pr/08)