Cumbre anticolonial
Por Mario Osava, enviado especial
COSTA DO SAUÍPE, Brasil, (IPS) – Una moción reclamando el fin del
bloqueo económico de Estados Unidos a Cuba acentuó el matiz
antiimperialista de la primera Cumbre de América Latina y el Caribe (CALC)
concluida este miércoles en este complejo turístico del nororiental estado
brasileño de Bahia.
La aprobación de todos los países de la región, incluyendo la de gobiernos
conservadores y cercanos a Washington, como Colombia y México, se sumó a
otras resoluciones que marcaron las cuatro reuniones de gobernantes
celebradas en estos dos días como una manifestación de distancia, o de
oposición regional, a Estados Unidos.
Evo Morales, presidente de Bolivia, llegó a proponer que se fijara un
plazo para la eliminación del embargo comercial y financiero que
Washington adoptó contra La Habana en 1962. En caso de negativa, los
países de la región deberían "retirar a sus embajadores de Estados
Unidos", dijo.
Es una cuestión de solidaridad con "el país más solidario con los
pueblos en el mundo", arguyó el boliviano. Su par de Brasil, Luiz Inácio
Lula da Silva, anfitrión y promotor de la CALC, se manifestó "más
cauteloso que Morales" y defendió la postura de dar tiempo al presidente
electo de Estados Unidos, Barack Obama, para que formule cambios en la
política externa de esa nación, la primera potencia mundial.
Los 20 presidentes y primeros ministros presentes, y los representantes
de los restantes 13 países de la región aprobaron también un comunicado
sobre la "Cuestión de las Islas Malvinas", instando a Gran Bretaña a
"reanudar cuanto antes las negociaciones" sobre la soberanía de ese
archipiélago austral, en cumplimiento de resoluciones de la Organización
de las Naciones Unidas.
Londres llama Falkland Islands a esas islas que ocupa en el océano
Atlántico Sur y que son reclamadas por Argentina.
Faltó incluir en la pauta la independencia de Guyana Francesa y de
Puerto Rico (estado asociado a Estados Unidos) para confirmar el clima
anticolonial de las reuniones.
La aprobación del Consejo de Defensa Sudamericano en la cumbre de la
Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) del martes, fue otro acto de
autonomía regional, en un continente donde sigue siendo fuerte la
presencia militar estadounidense, con bases en varios países.
Este Consejo no se dedicará a cuestiones operativas, sino a
capacitación, intercambio y cooperación incluso en materia de industria
bélica, explicó el canciller brasileño Celso Amorim, agregando que
contribuirá a elevar la confianza entre las Fuerzas Armadas nacionales que
vivieron en el pasado conflictos en algunas fronteras.
La decisión de la Unasur señala como objetivos "consolidar América del
Sur como una zona de paz", "construir una identidad sudamericana en
materia de defensa" y "generar consensos para fortalecer la cooperación
regional". Integrarán el cuerpo los ministros de Defensa de los países
miembros o funcionarios equivalentes.
El espíritu de "segunda independencia", expresado por varios
gobernantes, también estuvo en la decisión del Grupo de Río, un mecanismo
de consulta y concertación política que celebró una cumbre extraordinaria
para incorporar a Cuba como su miembro vigésimo tercero.
Esa decisión mitiga la exclusión de Cuba de la Organización de los
Estados Americanos, formalmente suspendida del organismo hemisférico por
imposición estadounidense en 1962.
El Grupo de Río, nacido del Grupo de Contadora que en los años 80
ejerció un papel de mediación en conflictos armados en América Central, ha
cumplido esas funciones ante amenazas recientes de confrontación, como la
que estalló en marzo de este año entre Colombia, de un lado, y Ecuador y
Venezuela, de otro, debido a la incursión contrainsurgente colombiana en
territorio ecuatoriano.
La incorporación de Cuba tiene sentido por la influencia que podría
ejercer en posibles mediaciones ante fuerzas de izquierda, pero también
por su doble condición latinoamericana y caribeña, que le permite jugar un
importante rol integrador con la Comunidad del Caribe (Caricom).
Eso fue lo que destacó el primer ministro de San Vicente y Granadinas,
Ralph Gonsalves, saludando la solidaridad de Cuba, que presta asistencia
sanitaria y educativa a muchos países de la región y de África, enviando
personal médico y docente.
La ayuda comercial a Bolivia del Mercado Común del Sur (Mercosur), que
acordó importar con exención arancelaria 30 millones de dólares en
textiles y otros productos que Estados Unidos dejó de comprar, fue otra
medida que contraría intereses y posiciones estadounidenses en América
Latina.
La decisión estadounidense de suspender las preferencias arancelarias a
Bolivia se debió a la ruptura del acuerdo de combate al narcotráfico. El
gobierno boliviano expulsó este año a los representantes de la DEA
(agencia antidrogas de Estados Unidos) e inició un diálogo con Brasil para
la cooperación en esa área.
Tales medidas reforzaron los discursos que de antemano ya tenían mayor
presencia en las cuatro cumbres, del Mercosur, la Unasur, el Grupo de Río
y la CALC.
Pero incluso las ideas de la Alternativa Bolivariana para los Pueblos
de Nuestra América (ALBA), proyecto de integración impulsado por el
presidente venezolano Hugo Chávez, con adhesión de Bolivia, Cuba,
Dominica, Honduras y Nicaragua, ganaron fuerte repercusión.
La propuesta de una "arquitectura financiera regional", con un sistema
multilateral voluntario de pagos y monedas nacionales, defendida por el
presidente de Ecuador, Rafael Correa, fue acogida en la declaración final
de la CALC. (FIN/IPS/mo/dcl/la ca ip br sl/08)