Industrialización impulsa demanda o viceversa
NAIROBI, (IPS) .- En Kenia no falta energía,
aseguró una autoridad del sector, para quien el
aumento de generación no debe preceder a la
demanda, contrariamente a la creencia de que su
alto costo y disponibilidad son determinantes
para el desarrollo de los países de África oriental.
Por Najum Mushtaq
"Si me preguntan si hay crisis energética en
Kenia, diría que sí y que no", señaló el
presidente de la Comisión Reguladora de Energía, Hindpal Singh Jabbal.
"Estamos a punto de cubrir la demanda actual.
No hay cortes ni restricciones y la diferencia
entre producción y suministro es casi insignificante", subrayó.
"Pero en lo que respecta a la financiación y
a cubrir el costo de la generación de
electricidad, no sólo hay crisis en Kenia, sino
también en Tanzania y Uganda", añadió Jabbal.
El presidente de la Comisión apuntó a la
dependencia de las centrales hidroeléctricas,
cada vez con menor capacidad de producción, como
uno de los principales problemas en la generación de electricidad.
Hace unos años, los complejos hidroeléctricos
producían 80 por ciento de la electricidad
consumida. Pero esa proporción cayó ahora a 45
por ciento, mientras las fuentes geotérmicas son
responsables de 15 por ciento y el resto
corresponde a las que utilizan algún tipo de combustible fósil.
La demanda aumenta alrededor de siete por
ciento al año, aunque más de 80 por ciento de la
población rural no cuenta con servicio de electricidad.
En los próximos cuatro años, Kenia dejará de
usar las usinas térmicas de emergencia, más caras
y que funcionan con combustible para motores
diésel y las turbinas de gas que usan queroseno,
y las cambiará por plantas a base de combustible
pesado y las geotérmicas que generarán los 70 a
80 megavatios adicionales necesarios cada año.
"La energía geotérmica es el futuro", indicó
Jabbal. "No tenemos carbón, ni gas ni petróleo.
El valle de Rift tiene mucha energía geotérmica y
dentro de un tiempo, esa fuente cubrirá una gran proporción de la
demanda".
Jabbal reconoció las consecuencias negativas
para el ambiente de ese recurso, pero sostuvo que
se compensa porque no despide carbono.
"Se conocen sus consecuencias negativas para
la agricultura, pero por suerte, las usinas
geotérmicas de Kenia estarán ubicadas en zonas
semidesérticas del valle, donde no hay tierras cultivables".
"No conocemos bien la potencia de nuestras
fuentes geotérmicas, aunque podría estar entre
2.000 y 7.000 megavatios. Esa es la forma que
tiene Kenia para mejorar", sostuvo.
Pero no todos los especialistas en la materia
coinciden con Jabbal. La mayoría cree que el
crecimiento económico depende de un suministro
energético adecuado y Kenia tiene dificultades en ese frente.
"Kenia tendrá que empezar a pensar en fuentes
alternativas y no convencionales para acelerar su
crecimiento económico", sostuvo Abdi Awale, ex consultor del Banco
Mundial.
La mayor parte de las áreas rurales de Kenia
no están electrificadas y, por lo tanto, el
argumento oficial de que el Estado cubre la demanda es engañoso.
"La inequidad entre zonas rurales y urbanas
salta a la vista. El Estado puede cubrir la
demanda industrial y urbana, pero eso representa
sólo entre 15 y 20 por ciento de la población del país", arguyó.
"La población rural sigue consumiendo carbón
y leña, lo cual representa 80 por ciento de la
energía empleada en el país", añadió Awale, para
quien más energía se traduciría en un mayor crecimiento económico.
"El suministro actual de uno 1.100 megavatios
no puede aumentar la industrialización de Kenia
ni ayudarla a alcanzar sus objetivos de
desarrollo lo suficientemente rápido", indicó Awale.
Pero el presidente de la Comisión Reguladora
de Energía invirtió la ecuación.
"Suele ser el crecimiento económico el que
fomenta la mayor demanda de energía eléctrica y
no al revés, como se cree", arguyó Jabbal.
"La electricidad es sólo uno de los
ingredientes del costo de producción. Los otros
son capital, mercados para la producción y un
ambiente acorde, materia prima y tecnología y por último, la energía",
añadió.
El gasto de electricidad en una industria
promedio no representa más de entre seis y siete
por ciento del costo total de producción y, pese
a su alto costo, este país es el mayor exportador
de África oriental y su economía creció seis por
ciento en los últimos cuatro años.
"Pero por encima de todo, el ingrediente
totalmente esencial de la producción es la gente
y una cultura de trabajo. Esa es la verdadera
fuerza industrial que estimula el crecimiento
económico. Necesitamos que nuestra propia gente
gestione nuestras industrias", arguyó Jabbal.
Ciertos rasgos culturales, la falta de
recursos humanos y la distribución poblacional dificultan el crecimiento.
El problema de la falta de electrificación de
las zonas rurales no tiene que ver sólo con
generar más energía, sostuvo Nishit Shah, ingeniero de Nairobi.
"El costo de transmitir y distribuir la
energía a las zonas rurales también es
prohibitivo. Las aldeas no son áreas
residenciales compactas. Viviendas y personas
está desperdigadas y no hay un sistema integral", indicó Shah.
¿De dónde saldrá el dinero para financiar
futuros proyectos? Al igual que la mayoría de las
naciones en desarrollo, Kenia tiene un síndrome
de dependencia respecto de los donantes, sostuvo
el presidente de la Comisión Reguladora de Energía.
"Seguiremos dependiendo de organismos
multilaterales como el Banco Mundial, pero el
problema no se resolverá hasta que Kenia no sea
independiente, promueva una cultura de inversión
local y desarrolle y explote sus propios recursos", sostuvo Jabbal.
Es imprescindible la cooperación con países
del Cuerno de África y de África oriental.
Kenia se conectará con Etiopía y recibirá
entre 450 y 500 megavatios para 2014, informó.
Acuerdos similares se están negociando con Tanzania.
"La falta de energía es un problema regional
común, por eso será necesaria una mayor
cooperación entre las naciones de la región.
Tenemos que aprender a resolver nuestros propios problemas", remarcó.
(FIN/IPS/traen-vf/dm/af if nr fe/08)