‘Pura anarquÃa’, de Woody Allen
ARMANDO PONCE / Revista Proceso
MÉXICO, DF, (apro).– La mayoría de la gente puede
relacionar al cineasta con otro oficio, el de saxofonista, pero no tan
fácilmente con el de cuentista. Se trata de Woody Allen, de quien Tusquets acaba
de editar en español su conjunto de relatos Pura anarquía, que con
anterioridad dio a conocer Cuentos sin plumas.
Para los
editores, Pura anarquía es "el Vía crucis por el que pasa un incauto
que confía las reformas de su casa a un contratista barato; un musical sobre la
Viena de "fin de siglo", con Kafka bailando claké y Alma Mahler seduciendo a
todos los artistas del momento; un delirante intercambio de epístolas a
propósito de unas inocentes colonias de verano; las vicisitudes de un hombre que
se lanza a practicar la levitación sin dominar la técnica… desde los oropeles
de Hollywood hasta la novela policiaca, pasando por la filosofía nietzscheana,
las subastas en Internet o la psiquiatría, nada escapa a las ácidas burlas de
Allen en este volumen de relatos que arrancará carcajadas a sus
lectores.
El siguiente texto forma parte del primer apartado llamado
Errar es humano; flotar, divino, del cual se reproduce el fragmento
inicial para que el lector se anime:
"Al borde de la asfixia, con la vida
entera desfilando ante mis ojos en una sucesión de viñetas melancólicas, me
encontré hace unos meses bajo el tsunami de correo basura que cada mañana entra
a raudales por el buzón de mi puerta después de los arenques del desayuno. Fue
Grendel, nuestra wagneriana mujer de la limpieza, quien al oír un ahogado
falseto desde debajo de miles de invitaciones a ferias de arte, sondeos y
fabulosos premios que me habían tocado, logró sacarme de allí con la ayuda del
absorbeinsectos (sic).
"Mientras archivaba el correo entrante en
la trituradora de papel por riguroso orden alfabético, advertí, entre el sinfín
de catálogos que anunciaban de todo, desde comederos para pájaros hasta reparto
mensual de drupas y hesperidios, una pequeña publicación no solicitada con el
título de Mezcla Mágica. A todas luces dirigida al mercado new age, sus
artículos cubrían un amplio abanico de temas, desde el poder de los cristales
hasta la sanación holística y las vibraciones psíquicas, e incluía consejos
prácticos sobre cómo conseguir energía espiritual, sobre cómo vencer el estrés
mediante el amor, y sobre exactamente a dónde ir y qué formularios rellenar para
reencarnarse. Los anuncios que parecían meticulosamente confeccionados para
protegerse de los descontentos de la Brigada contra el Timo, gente poco
razonable, ofrecían Ionizadores Terapéuticos, Vórtices Energéticos para el agua
del grifo y un producto llamado Grobust Herbal, concebido para potenciar, desde
el punto de vista volumétrico, los melones de las señoras. Tampoco escaseaba la
asesoría psíquica brindada por especialistas tan variopintos como una ‘intuitiva
y espiritual’ mujer que contrastaba sus percepciones con un ‘Consorcio de
ángeles llamado Consorcio Siete’, o como una tal Saalena –así se la conocía en
el entorno estriptisero– que se ofrecía a ‘equilibrar tu energía, despertar tu
ADN y atraer la abundancia’. Naturalmente, después de todos estos viajes de
estudios al centro del alma, lo propio era solicitar ciertos emolumentos para
sellos o cualquier otro gasto en que el gurú pudiese haber incurrido en otra
vida. Ahora bien, el personaje más llamativo de todos era sin discusión la
‘fundadora y guía divina del Movimiento de la Ascensión de Hathor en el Planeta
Tierra’. Conocida entre sus fieles como Gabrielle Hathor –diosa autoproclamada
que, según su redactor publicitario, era ‘la plenitud de los orígenes encarnada
en una forma humana–, este icono de la Costa Oeste nos aseguraba: ‘Se está
produciendo una aceleración en la respuesta kármica… La Tierra ha entrado en un
invierno espiritual que durará 426 mil años terrestres’. Consciente de lo crudo
que puede ser un largo invierno, la señorita Hathor había impulsado un
movimiento para enseñar a los seres a ascender a ‘dimensiones de más alta
frecuencia’"…