El Coyote, Ejemplo de Exterminio Irracional de Especies

El coyote es generalmente más delgado que un perro, con un a nariz estrecha, larga y puntiaguda, orejas igualmente puntiagudas y largas y cola de pelos hirsutos. La determinación de la especie se hace en base a su esqueleto. Superficialmente su color habitualmente es gris claro con reflejos rojizos o leonados y con frecuencia salpicados de manchas negras y blancas. Esta admitido que quizás su origen hayan sido coyotes viviendo anteriormente en la gran pradera de AMÉRICA DEL NORTE.
El coyote es un pequeño canido tipo lobo que pesa entre 9 y 14 kilogramos. Sin embargo, uno de ellos, puede pesar hasta 32 kilogramos, record. A veces el coyote es llamado lobo de las praderas, chacal americano, lobo de la maleza, lobo aullador o lobo trotador. No obstante la tenaz persecución de que es víctima, a veces hay evidencia de que el coyote es tan numeroso en el continente americano como se cree. Sin embargo su status de conservación como especie es delicado… infatigable y rápido el coyote no se deja atrapar tan fácilmente con los métodos rústicos, sin embargo es diezmado con armamento de alta tecnología especialmente atractivo para cacería. Es cierto que el coyote de un salto ágil franquea un arroyo que le cierre el paso. Cuando salta de cierto modo que recuerda al del zorro, es signo típico que es cuando ha sido porque ha sorprendido a su víctima bajo tierra intentando escabullirse en su madriguera. A simple vista es poca la diferencia en el aspecto entre un lobo famélico que sea pequeño y un coyote. Habitualmente es gris claro con reflejos rojizos o leonados y con frecuencia salpicados de manchas negras y blancas.
Se conocen múltiples, digamos una veintena de subespecies de coyotes poblaciones que en cierta medida están aisladas entre sí, pero en general, cuando se hace su descripción no es suficiente la base que lo sustenta. La altitud y el emplazamiento de los lugares en que habitan se corresponden con variabilidad en su pelaje en cuanto a color. Ciertos coyotes que viven en montes elevados tienen un color gris que puede llegar al negro. Otros coyotes en el desierto tienen una piel más leonada. La estación también influye en la variación del color del coyote. El pelaje de verano tiende hacia el gris, en invierno es más claro y más espeso. A veces tiene una actitud fiera e inquietante pero no es si necesidad, activo. Entre la hierba el coyote busca una víctima, ranas grandes o roedores, para llevar a sus pequeños. Los hijos de los coyotes son vulnerables y atractivos.
El coyote es generalmente más delgado que un perro, con un a nariz estrecha, larga y puntiaguda, orejas igualmente puntiagudas y largas y cola de pelos hirsutos. La determinación de la especie se hace en base a su esqueleto. Superficialmente su color habitualmente es gris claro con reflejos rojizos o leonados y con frecuencia salpicados de manchas negras y blancas.
Esta admitido que quizás su origen hayan sido coyotes viviendo anteriormente en la gran pradera de AMERICA DEL NORTE. En una época relativamente reciente la especie emigró hacia regiones forestales de latitudes más bajas, persiguiendo animales que constituían su alimento y extendiendo así su radio de acción hacia el norte, hasta ALASKA y hacia el sur hasta GUATEMALA.
Sin duda, la acción del hombre, que sin duda es una acción tenaz y sostenida ha sido el factor principal de la elección y extensión del radio de actividad del coyote. La continua guerra entre el hombre y el coyote, es en los ESTADOS UNIDOS demente regular y dispareja, y es seguramente única en su género. Al principio, con exploradores que no sabían otra cosa, SE CAZABA AL COYOTE POR SU PIEL, no de muy buena calidad. Más tarde cuando el hombre se desplazó hacia el oeste del continente con sus víveres y sus corrales, el coyote fue perseguido porque se adentraba en los campamentos y sustraía víveres. Perseguido cazado con trampas, o envenenado sin piedad, eso es lo que le recae incluso en la actualidad, contra todo humanitarismo y sentido de las proporciones, el coyote difícilmente encuentra alguna vez alguna protección legal dondequiera que se le halle.
Solamente hace cien años por espacio de tres décadas las OPERACIONES DE CONTROL FEDERAL DE LOS USA, registraron la formidable cantidad cercana a los DOS MILLONES DE COYOTES INMOLADOS DE LAS FORMAS MAS CRUELES. Y centenares de millares de otros coyotes fueron durante un siglo regularmente víctimas de los cazadores individuales con el solo fin de cobrar la prima ofrecida por la mayoría de los propietarios de ganado en varias partes de ESTADOS UNIDOS. Sin esta persecución implacable, se acabaría una fuente de ingresos para gente con rifles peones de rancho en rancho que se supone mantienen a raya a los animales para proteger al ganado de cuernos o rebaños de borregos.
Cierto, el coyote es una fiera salvaje. La facilidad de alimentación que ofrece al coyote un rancho o un rebaño de corderos que saben los coyotes como degollar con pasmosa rapidez, en comparación con la ruda caza que supone enfrentarse a animales salvajes de enorme talla comparada con la del coyote que se encuentran en la pradera o el bosque ha tenido quizás como resultado un cambio completo en su búsqueda de comida habitual, habituándose a los ranchos. SEGÚN LAS ESTADISTICAS OFICIALES las pérdidas de animales domésticos atribuidas a los coyotes en tan solo un estado de la unión norteamericana, en un solo año suman miles de millones de pesos.
Es casi increíble constatar que la lucha constante del hombre contra los coyotes no haya llevado a la desaparición completa de ese animal. En muchas regiones del oeste, los coyotes son siempre igualmente numerosos a pesar de las leyes locales que les consideran un ladrón perseguido a muerte, en los estados unidos. La especie da pruebas de una voluntad de supervivencia y algunos recursos le quedan, lo cual es poco común. Su porcentaje de reproducción en detrimento de las hembras es muy elevada y además, posee una facultad de recuperación extraordinaria de condiciones de inanición.
Esos animales no viven en parejas durante toda su vida, sino solamente algunos años. Las crías nacen en la primavera y en cada alumbramiento llegan al mundo de cinco a siete crías, aunque no es raro encontrar de nueve a doce. Los pequeños son alimentados en las rocas, bajo las colinas, en desniveles del terreno y hasta en los cultivos. Se han encontrado bajo edificios o en construcciones abandonadas, en leños huecos en canales o acueductos secos y en todos los lugares capaces de proporcionarles un abrigo. Lo mismo el padre que la madre coyote les lleva de comer.
Las crías comienzan a salir de la madriguera a la edad de tres semanas. La familia se desplaza engonces pero queda unida por lo menos durante un año. La facilidad que demuestra el coyote para curarse heridas superficiales o de una mutilación del rabo es legendaria. Muchos de ellos, fuertes y vigorosos al ser cazados han sorprendido al cazador al ver que les faltaban una y hasta dos patas.
Más aun, coyotes escalpados, que se suponía habían muerto, han sido encontrados en perfecta salud. La piel de su cabeza les había sido arrancada para cobrar la prima de caza. Y otros con la mandíbula rota por una bala de fusil y dejados por muertos, han sido encontrados igualmente en excelente estado de salud, aunque por supuesto hay que ponderar los cuentos y consejas de cazadores que son fabulas la mayor parte de ellas.
Y siendo así que los coyotes comen ni importa que, que su régimen está determinado en función de lo que les es accesible y que es apto para robar de os ranchos, su dieta comprende comprensiblemente de todo, empezando por los conejos y la carroña de caballos vacas y corderos. En su eterna búsqueda de alimentos, los coyotes viven sobre todo del ganado pequeño objeto de sus habituales ataques. Los blancos preferidos son los borregos y las cabras, porque los caballos y ganado vacuno son demasiado grandes y difíciles para esos pequeños lobos. Sin embargo animales grandes también pueden ser víctimas de los ataque sede los coyotes.
Los antílopes y los ciervos de pequeño tamaño son los que más frecuentemente en ciertos estados les sirven de alimento, pero si la ocasión se presenta, los coyotes matan también animales más grandes que estos últimos. Los ciervos son una víctima fácil en invierno cuando espesas capas de nieve recubren el suelo y el frio los hace más lentos. Pero la carne preferida de los coyotes es la de los antílopes.
La caza de los coyotes fue durante mucho tiempo un siniestro deporte limitado a la persecución de este animal y no atrajo muchos aficionados. El modo de atraer a los pequeños lobos estos es imitando el grito del conejo en apuros, procedimiento excelente según parece. Al parecer existen tres sonidos buenos que reproducen lo mejor que hay de salvaje en la naturaleza. El grito de los gansos salvajes cuando su grupo vuela hacia el sur. El alce en la época de celo que suena como un clarín. El yip-yip de los coyotes de desierto en una noche clara y glacial. La voz del coyote es difícil de describir y sin embargo es inolvidable para quien la haya oído aunque solo sea una vez.
Entregando molinos de maíz eléctricos en la sierra mixe la mixteca y la zapoteca, a pie a distancias de varias hasta catorce horas en grupo, nos seguían por curiosidad y para comer las sobras de la comida parejas de coyotes.
El yip-yip forma un estacato de trinos que se termina por una serie de aullidos agudos de un tono tan alto que destroza los tímpanos. Ese grito prolongado y desgarrador encierra una tristeza infinita, aunque este juicio perfectamente personal pueda parecer un tanto romántico.
El coyote tiene una reputación de animal cobarde y sanguinario. Son palabras desprovistas de toda significación. El coyote es lo que es un animal salvaje extremadamente eficiente y bello en el que cada reflejo denota un esfuerzo instintivo por sobrevivir. Colocándose en ese terreno uno está completamente obligado a ADMIRAR AL ANIMAL SALVAJE Y RESPETARLO, incluso si algunas veces esa admiración se manifiesta de mala gana.
A pesar de los esfuerzos desesperados del hombre inculto por desembarazarse de ellos, los coyotes continúan siendo sobrevivientes y continuaran viviendo en el porvenir tan cerca del humano como les sea posible. Las campañas de exterminación inhumanas destinadas a eliminar a esas fieras en ciertas regiones, no parece impactarle hasta el exterminio final, aunque podría ser solo un buen deseo de que asi sea. El coyote está repartido en pequeñas poblaciones vulnerables en todo el continente norteamericano y su enorme radio de acción hace menos posible que sea acabado hasta lo último ni es deseable.
Afortunadamente. Porque en efecto, seria indigno hacer desaparecer la raza de esos animales porque forman parte de esa fauna autóctona que la sociedad capitalista ha heredado al imponerse en América. Cualquiera que sea el daño que haga el coyote, si fuera barrido de la superficie de la tierra, nuestros descendientes estarán en su derecho de reprochárnoslo más tarde.
Ana Coretta
Colaboradora Internacional, Doctora en Biología, quien escribe proveniente de Inglaterra y propone a sus futuros lectores contar con sus artículos en español, inglés y francés. Como siempre, abrimos las puertas a nuevas plumas y esperamos sean del agrado de nuestros lectores. La autora de estos artículos es responsable de los mismos y el periódico San Antonio Newspaper solamente le otorga el derecho de difundir sus ideas sociales, ecologistas y de interés social. Si alguna persona o institución de gobierno o de la sociedad considera que le produce algún daño, cuenta con el derecho de réplica. Cualquier comentario escribir a [email protected] o al Celular 5559396603; con gusto publicaremos tus comentarios.