Cambia, nada cambia
Por Adam Morrow y Khaled Moussa al-Omrani
EL CAIRO, (IPS) – Las escasas declaraciones con las que el
presidente electo de Estados Unidos, Barack Obama, rompió su silencio de
más de 10 días desde el comienzo de los ataques de Israel contra Gaza
muestran la misma falta de ecuanimidad hacia la causa palestina que la de
sus predecesores, según analistas egipcios.
"El silencio que mantuvo Obama revela la misma tendencia hacia Israel que
la del saliente presidente George W. Bush", dijo a IPS Ibrahim Mansour,
analista político y jefe de edición del periódico independiente
Al-Dustour.
"Al igual que Bush, el único papel que desempeñará Obama en la región
será el de implementar las instrucciones de Israel", explicó.
El 27 de diciembre, Israel lanzó un devastador bombardeo aéreo contra
la franja de Gaza y el sábado avanzó por tierra sobre esa área palestina,
donde encontró una dura resistencia de combatientes en zonas estratégicas
del territorio.
Funcionarios israelíes alegan que la Operación Plomo Fundido, que
incluyó miles de ataques aéreos y bombardeos navales, es una represalia
contra los misiles lanzados contra su territorio por la resistencia
palestina.
Murieron más de 600 personas, 40 por ciento de las cuales eran mujeres,
niños y niñas, según estimaciones, y quedaron casi 3.000 heridas.
Los cohetes palestinos mataron a cuatro civiles israelíes desde el
inicio del enfrentamiento y se desconoce la cantidad de soldados muertos
por las diferencias entre fuentes militares de Israel y la resistencia
palestina.
La comunidad internacional está cada vez más escandalizada por el
desproporcionado uso de la fuerza de Israel contra la población mayormente
civil. Por su parte, Obama sólo declaró su "profunda preocupación" por la
muerte de civiles.
Allegados a Obama ya habían expresado que no haría comentarios hasta
después de asumir la presidencia el 20 de este mes, lo que él recalcó.
"El presidente electo sigue los hechos de cerca, incluida la situación
en Gaza", señaló Brooke Anderson, la portavoz de seguridad nacional de
Obama, en un comunicado del 28 de diciembre. "Hay un solo presidente a la
vez y nos proponemos respetar eso".
La reticencia de Obama a hacer comentarios más significativos, ni
hablar de condenar la mano dura de Israel, no debiera ser una sorpresa,
según analistas egipcios.
"La causa palestina nunca ocupó un lugar preponderante en la agenda de
Obama, encabezada por Iraq, Afganistán e Irán, además de la crisis
financiera internacional", señaló Mansour. "Además, todo lo concerniente a
Israel lo decide Israel, no el presidente de Estados Unidos".
Cuando Obama estuvo en Israel, en julio, decepcionó a muchos
observadores árabes al expresar su apoyo total a ese país y a sus métodos
para lidiar con el "terrorismo" palestino.
"Estoy aquí para reafirmar la relación especial entre Israel y Estados
Unidos y mi compromiso con su seguridad", dijo entonces Obama al
presidente israelí Shimon Peres.
Incluso llegó a expresar su "inquebrantable apoyo a la seguridad de
Israel".
Obama también visitó la meridional localidad israelí de Sderot,
objetivo ocasional de misiles de corto alcance lanzados desde la franja de
Gaza, dónde reafirmó "el derecho a defenderse" de Israel.
También expresó allí su apoyo a la postura de Israel de negarse a
negociar con el Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás), pese a que
triunfó en las elecciones legislativas realizadas de forma democrática en
junio de 2006. Al año siguiente se arrogó el control de la franja de Gaza
por las armas.
El abierto apoyo de Obama a Israel llevó a numerosos observadores
árabes a perder las esperanzas de que Estados Unidos pueda ser un árbitro
imparcial en el conflicto palestino-israelí.
"Al igual que su predecesor en la Casa Blanca, Obama nunca estará
contra Israel", dijo a IPS Iglal Raafat, politóloga de la Universidad de
El Cairo, una visión por demás compartida por muchos de sus colegas.
"Podrá declarar su apoyo al llamado proceso de paz, pero sólo en cuanto
beneficie a Israel".
Analistas egipcios también quedaron decepcionados con algunas figuras
del futuro gobierno de Obama, en especial Hillary Rodham Clinton, como la
próxima secretaria de Estado (canciller), y Rahm Emanuel, como jefe de
gabinete.
Hillary Clinton es conocida por su ferviente apoyo a Israel como
senadora de Nueva York.
En junio, le dijo al Comité de Asuntos Públicos Estadounidense-Israelí
(Aipac), del lobby israelí, que el próximo presidente "debe estar
preparado para decirle al mundo que la posición de Estados Unidos no se
cambia, nuestra determinación es inflexible y que nuestra postura no se
negocia".
Por otra parte, los vínculos de Emanuel con Israel no podrían ser más
directos.
Además de ser figura de trayectoria del Partido Demócrata, Emanuel es
hijo de un ex integrante de la organización militante sionista Irgun,
algunos incluso dirían terrorista, que operó en Palestina en los años 30 y
40.
Además de asesinar palestinos, Irgun arremetió contra funcionarios
civiles y militares británicos antes de la creación del Estado de Israel
en 1948.
"Los últimos gobiernos estadounidenses, ya sean demócratas o
republicanos, mostraron su total apoyo a Israel", señaló Mansour. "Eso se
refleja en las designaciones al gabinete, ya sean ciudadanos con doble
nacionalidad o judíos estadounidenses leales a Israel".
"En lo que se refiere a Medio Oriente, Israel impone la agenda política
de Estados Unidos, ya sea el grado de antagonismo entre Washington e Irán
o la cercanía con sus aliados árabes", añadió.
Raafat, por su parte, coincidió con él en que, al menos en lo que
respecta a Medio Oriente, Obama no aportará ningún cambio significativo.
"Podrá retirar soldados de Iraq o mostrar cierta disposición a negociar
con Siria e Irán, pero no hará nada que no sirva a los intereses de
Estados Unidos", señaló.
"Y los intereses de Estados Unidos y los de Israel parecen estar del
mismo lado de la moneda", agregó.
(FIN/IPS/traen-vf/dm/am/ss/mm na ip pi fe/09)