Halcones urgen a aumentar gasto militar
Por Jim Lobe
WASHINGTON, (IPS) A pesar de la crisis
económica y del gasto militar sin precedentes,
los neoconservadores de Estados Unidos presionan
al Congreso legislativo para que eleve el presupuesto de las fuerzas
armadas.
Los representantes de esta corriente política
derechista exigen al Congreso y al presidente
Barack Obama impulsar el gasto militar el año
próximo, incluso más allá de las proyecciones que
había formulado el gobierno de su antecesor, George W. Bush (2001-2009).
También promueven destinar al gasto en
defensa decenas de miles de millones de dólares
del paquete de estímulo económico de casi un
billón de dólares, cuya aprobación legislativa
para mediados de mes promueve Obama.
Insisten en que un aumento de los contratos
del gobierno con empresas militares
estadounidenses debería traducirse rápidamente en
más trabajos, en momentos en que el desempleo
avanza rápidamente hacia los dos dígitos.
"Este tipo de gasto no sólo tiene sentido
económico, sino que ayudará a cerrar el histórico
y profundo abismo entre la estrategia y los
recursos militares de Estados Unidos", escribió
el mes pasado Tom Donnelly, analista militar del
American Enterprise Institute (AEI), una
organización de expertos predominantemente neoconservadores.
"Es necesario arreglar puentes, y lo mismo
ocurre con las herramientas con las que combaten
nuestros militares", sostuvo. El Congreso, según
Donnelly, debería añadir al menos 20.000 millones
de dólares anuales al actual presupuesto de defensa.
"Un elemento crítico en cualquier
recuperación será fortalecer los cimientos de una
economía global, construida sobre las garantías
estadounidenses de seguridad mundial", agregó.
La campaña, que coincide con un aumento del
gasto de cabildeo por parte de los principales
contratistas de defensa, llega en momentos
cruciales para el nuevo gobierno, más concentrado
en lograr la rápida aprobación del paquete de
estímulo y en la confirmación de las
designaciones en puestos clave de la administración.
El gobierno también preparando su presupuesto
para el año fiscal 2010 y no prevé difundir
detalles de la ley hasta el mes próximo.
Por ahora, la Oficina de Administración y
Presupuesto de la Casa Blanca insiste en que la
partida del Departamento de Defensa se fije en
527.000 millones de dólares para el año próximo.
El gobierno de Bush había considerado necesario
un aumento de ocho por ciento en el presupuesto militar del año en curso.
Esa suma, que no incluye los aproximadamente
170.000 millones de dólares asignados por
Washington a la denominada "guerra mundial contra
el terrorismo", en especial en Iraq y Afganistán,
ya constituye más de 40 por ciento de los gastos militares totales del
mundo.
Pero, según informó esta semana la revista
Congressional Quarterly, la burocracia del
Pentágono y los neoconservadoresos insisten en
destacar que el pedido de la Oficina de
Administración y Presupuesto es 10 por ciento
menor a lo recomendado el año pasado por el
Estado Mayor Conjunto: 584.000 millones de dólares.
Obama llevaba 10 días como presidente el 30
de enero cuando la cadena televisiva derechista
Fox News aseguró, basado sobre fuentes no
identificadas del gobierno, que la Casa Blanca
exigía un recorte de 55.000 millones de dólares al gasto en esa área.
Al día siguiente, el conocido neoconservador
Robert Kagan, experto del Fondo Carnegie para la
Paz Internacional, postuló en su columna para el
diario The Washington Post sus razones por las
cuales una reducción de 10 por ciento en el gasto
de defensa podría tener desastrosas consecuencias geopolíticas.
Según Kagan, la medida le indicaría a los
enemigos de Estados Unidos que "la retirada del
país ha comenzado", y advirtió que "éste no es el
momento de comenzar a debilitar a las fuerzas armadas".
William Hartung, crítico del Pentágono que
dirige la Iniciativa de Armas y Seguridad en la
institución New America Foundation (NAF), comentó
estas reacciones con ironía. "Obama accede" a
aumentar el presupuesto de defensa "de Bush, pero
los neoconservadores dicen: ‘Oh, está vaciando al ejército’", declaró.
Hartung y otros analistas enmarcan estas
maniobras en una campaña más grande del Pentágono
y de la industria de la defensa, que preveía una
caída del presupuesto militar incluso antes del
estallido de la crisis financiera, en septiembre.
Mientras, la conducción política del
Pentágono reconoce que los enormes aumentos del
gasto militar en la era Bush no son sostenibles.
En total, el gasto militar aumentó alrededor
de 60 por ciento desde que Bush asumió la
presidencia en 2001, sin incluir los costos de
las guerras en Iraq y Afganistán.
Además de la evidente desinformación sobre el
supuesto "recorte" del gasto de defensa, los
aliados del Pentágono en la prensa ejercen fuerte
presión para que el paquete de estímulo económico
incluya aumentos del gasto militar.
La campaña fue lanzada a fines de diciembre
por Martin Feldstein, quien fue asesor económico
del ex presidente Ronald Reagan (1981-1989) e integra el AEI.
Feldstein propuso en el diario The Wall
Street Journal un aumento de al menos 30.000
millones de dólares en las compras,
investigaciones y reclutamientos militares. Esto
crearía unos 330.000 puestos de trabajo, calculó
en un artículo titulado "El gasto de defensa sería un gran estímulo".
Por su parte, Frank Gaffney, Jr., presidente
del derechista Centro para las Políticas de
Seguridad (CSP), anotó en su columna semanal de
The Washington Times: "Es un error usar el
presupuesto de defensa como un programa de
empleos. Deberíamos comprar equipo militar porque
se necesita, no como estímulo."
Mientras, los principales contratistas militares intensificaron la
presión.
Según The Wall Street Journal, tres de los
principales proveedores del sector
–Lockheed-Martin, Boeing y Northrop-Grunman–
elevaron entre 54 y 90 por ciento sus
multimillonarios presupuestos de cabildeo a
partir de 2008, cuando estuvo claro que el
aumento del gasto militar tenía fecha de vencimiento.
Según Hartung y otros críticos del Pentágono,
éste es el momento crucial para que un gobierno
reformista recorte el presupuesto de defensa,
cancelando el desarrollo de costosos sistemas de
armas convencionales, como los aviones de combate
F-22 y los V-22 Osprey, enormemente caros y de dudosa utilidad.
"Tienen la posibilidad de frenar el tren y
comenzar a avanzar en la dirección correcta",
dijo a IPS. "Si no lo hacen ahora, todo será más
difícil. Pero no están teniendo una gran presión
pública para recortar, y sí para elevar el gasto."
(FIN/IPS/traen-js-mj/jl/ks/na sp ip if fe/09)