Recomponer lazos debe ser prioridad de Obama
Por Jim Lobe
WASHINGTON, (IPS) – Un grupo de expertos en política exterior
pidieron al presidente electo de Estados Unidos, Barack Obama, que
fortalezca las dañadas relaciones entre Washington y la ONU, tarea que a
su juicio debería ser prioritaria para el nuevo gobierno.
En una declaración escrita, el grupo bipartidista integrado por unos 36
expertos señala que Estados Unidos debe pagar sus deudas con la ONU
(Organización de las Naciones Unidas), sumarse al Consejo de Derechos
Humanos del organismo mundial, al que Washington ha criticado, para
influenciar sus acciones y obtener la aprobación del Senado a tratados
clave firmados por otros presidentes pero jamás ratificados.
Asimismo, piden al futuro gobierno de Obama, quien asumirá su cargo el
20 de enero, que lidere los esfuerzos de la ONU en materia de no
proliferación nuclear, cambio climático y el logro de los Objetivos de
Desarrollo del Milenio.
Entre los firmantes de la declaración, publicada este jueves como aviso
de una página en el diario The New York Times, figuran tres ex asesores de
seguridad nacional –Brent Scowcroft, Zbigniew Brzezinski y Samuel
Berger– y cuatro ex miembros del gabinete bajo anteriores presidentes del
Partido Demócrata.
"El próximo presidente tiene una oportunidad única de revitalizar las
relaciones de Estados Unidos con la ONU, como símbolo del compromiso del
país con una cooperación internacional constructiva. Esta inversión tendrá
el rédito de mejorar nuestra posición internacional y fortalecer nuestra
capacidad de mantener a la nación fuerte y segura", señaló el texto.
La declaración tiene muchos puntos en común con las promesas que Obama
y el vicepresidente electo, Joseph Biden, realizaron durante la campaña
electoral. Además de expertos y ex funcionarios o senadores, tanto
demócratas como del Partido Republicano, entre los firmantes del texto se
encuentran varios ex miembros de carrera del cuerpo diplomático,
incluyendo a tres embajadores de Estados Unidos ante la ONU.
La problemática relación de Washington con el organismo mundial se
remonta a los años 80, durante la gestión del ex presidente Ronald Reagan
(1981-1989).
Cuando los republicanos ganaron la mayoría en ambas cámaras
legislativas en 1994, aprobaron leyes que limitaron la capacidad de la ONU
para tratar situaciones de crisis. Entre otras medidas unilaterales,
aplicaron recortes a los aportes de Estados Unidos al organismo mundial y
a sus contribuciones para las misiones de paz.
También limitaron, o directamente eliminaron, los fondos para algunas
agencias de la ONU que ofrecen asistencia social y para el desarrollo a
los países pobres.
Aunque el gobierno de George W. Bush logró que los legisladores
aprobaran el pago de parte de los aportes atrasados y los costos de
misiones de paz, no ocultó su desconfianza, e incluso hostilidad, hacia
las instituciones multilaterales en general, extensiva a ciertos tratados
internacionales.
Entre ellos, el Protocolo de Kyoto, que estableció reducciones a las
emisiones de gases invernadero para combatir el recalentamiento global, el
Estatuto de Roma, que creó la Corte Penal Internacional, e incluso las
Convenciones de Ginebra, que a juicio de Bush y sus más estrechos
colaboradores limitaban la libertad de acción de Washington.
"El propósito de esta declaración es asegurar que el tema de la ONU
figure entre los primeros que aborde el nuevo gobierno, porque es esencial
para todas las cuestiones que Estados Unidos debe volver a colocar en su
agenda", dijo a IPS Nancy Soderberg, una de las firmantes y ex alta
funcionaria de la misión de Washington ante el organismo mundial durante
la última parte del gobierno del ex presidente Bill Clinton (1993-2001).
El texto elaborado por el grupo de expertos pide que el gobierno de
Obama formule una clara declaración "que exprese el compromiso de Estados
Unidos con la cooperación internacional a través de la ONU".
En una implícita crítica al embajador del gobierno de Bush ante el
organismo mundial en 2005 y 2006, John Bolton, cuando Estados Unidos era
visto como un obstáculo para la introducción de cambios, la declaración
urge a Obama a jugar "un papel constructivo en los esfuerzos para reformar
la ONU y actualizar la administración de su sistema presupuestario".
Asimismo, urge a Washington a "pagar sus deudas en término, remover los
topes impuestos por el Congreso y modificar el calendario de pagos, para
estar en posición de honrar nuestras obligaciones emanadas de los
tratados" internacionales.
Estados Unidos adeuda actualmente 150 millones de dólares de sus pagos
regulares para el funcionamiento de la ONU y 800 millones de dólares de
sus contribuciones a las misiones de paz. Asimismo, Washington realiza los
pagos a fines de cada año en lugar de al inicio, como la mayoría de los
otros Estados miembro, lo que dificulta el trabajo de planificación del
organismo mundial.
Por otra parte, los expertos piden que Estados Unidos se sume al
Consejo de Derechos Humanos, con sede en Ginebra, una agencia que fue
duramente criticada por Bolton y otros "halcones" del gobierno de Bush,
desde que reemplazó en 2006 a la Comisión de Derechos Humanos de la ONU.
Los críticos de ese organismo señalaron que entre sus miembros se
encontraban gobiernos acusados de serias violaciones a los derechos
humanos. La declaración sostiene que Washington debe "trabajar desde
adentro para ejercer influencia", opinión que comparten los aliados
occidentales de Estados Unidos.
El texto del grupo de expertos no identifica los tratados que deberían
ser ratificados por el Senado a pedido de Obama, pero analistas señalan
que la Convención sobre los Derechos de los Niños, la Convención sobre
Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer y el
Tratado de la Ley del Mar cuentan con un fuerte apoyo y se podría avanzar
rápidamente.
Otros pueden resultar más polémicos, como el tratado que prohíbe los
ensayos nucleares, que Obama apoya, o el Protocolo de Roma, sobre el cual
el presidente electo no ha adoptado una posición firme.
"Estos pasos pueden ser dados por el nuevo gobierno en una etapa
temprana y creo que existe la intención de hacerlo", señaló Soderberg.
"En una transición presidencial, los nuevos funcionarios se sienten un
poco abrumados con todas las prioridades que deben encarar, por lo que
obviamente esto no ocurrirá en los primeros 100 días, pero es importante
enviar ahora una firme señal de apoyo", concluyó.
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