Remanentes de Bush atados a Obama
Análisis de Jim Lobe
WASHINGTON, (IPS) .- El presidente de
Estados Unidos, Barack Obama, aún no logró ubicar
en sus puestos a todos los miembros de su equipo
de gobierno. Lo traba un abigarrado proceso de
veto en el Senado, justo cuando se enfrenta con
crisis urgentes en su país y en el exterior.
A raíz de la evasión de impuestos detectada
al hoy secretario del Tesoro, Timothy Geithner,
el Senado no abre el debate para la confirmación
de altos funcionarios hasta no concluir este
proceso, que incluye el análisis de hasta 10 años
de tributaciones, y hasta de los recibos de taxi.
Y aun cuando pasen la prueba, algunas de las
figuras más controvertidas deben afrontar
prolongadas audiencias de confirmación.
Obama ha conseguido formalizar la designación
de más funcionarios que sus antecesores, Bill
Clinton (1993-2001) y George W. Bush (2001-2009)
cuando llevaban, como él, seis semanas en la Casa Blanca.
Pero Clinton y Bush asumieron el gobierno en
tiempos menos estresantes. El inicio de la
presidencia de Obama está signado por una gran
crisis económica y la presencia de 200.000
soldados en dos guerras. Eso sin mencionar
conflictos sin resolver, desde Sudán en África a
Corea del Norte en Asia oriental.
El flamante presidente se ha visto obligado a
concentrar su atención casi exclusivamente en
contener la peor crisis económica de Estados
Unidos desde la Depresión de los años 30.
Y en el próximo mes viajará al exterior, para
emprender una serie de entrevistas cruciales con
otros jefes de Estado y de gobierno que le
reclamarán mayor especificidad en la exposición
de su programa de política internacional.
Entre esas reuniones figuran la cumbre del
Grupo de los 20 en Londres, el 2 de abril, en la
cual intentará echar los cimientos de un nuevo
orden económico mundial y de sus instituciones
junto con el primer ministro británico Gordon
Brown y líderes de potencias emergentes como Brasil, China e India.
También la cumbre de la Organización del
Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en Praga, el 5
de abril, en la cual Obama pedirá ayuda en
Afganistán y se considerará la defensa
misilística estadounidense y la expansión de la
alianza atlántica. Además, a mediados de ese mes
se celebrará la Cumbre de las Américas en Trinidad y Tobago.
Buena parte del trabajo preparatorio de esas
reuniones es desarrollado por funcionarios
designados por el ex presidente Bush, y que, dado
el ritmo glacial con que el Senado confirma los
nuevos nombramientos, seguirán en sus cargos al menos un par de meses.
Eso, casi con certeza, socavará la imagen que
el gobierno de Obama quiere dar: la de un
renovado y dinámico liderazgo estadounidense
decidido a afrontar las muchas crisis que Bush
dejó tras ocho años de gobierno y a conducir su
país en una nueva dirección política.
"Todos los ojos estarán puestos en Obama y en
sus altos funcionarios, por su puesto, por lo que
eso no será un problema", dijo un veterano
diplomático retirado. "Pero en los niveles de
subsecretario de Estado adjunto, los funcionarios
extranjeros verán las mismas viejas caras de siempre."
"Y todos sabrán –agregó– que esas viejas
caras carecerán de influencia política y de
acceso al gobierno que tienen, obviamente,
aquellos funcionarios designados por Obama."
Analistas describen un proceso de veto tan
intrusivo que varios candidatos promisorios a
altos cargos de la administración retiraron sus nombres por su propia
voluntad.
Entre ellos figura el experto a quien Obama
quería como secretario del Tesoro adjunto
(viceministro de finanzas) y a los que pretendía
para cubrir los tres puestos de subsecretario,
como el de Asuntos Internacionales, quien, en
circunstancias normales, sería el encargado de
preparar las posiciones de Estados Unidos en el G-20.
Las principales carteras del gobierno son los
departamentos de Estado (cancillería), de
Justicia (fiscalía general), de Defensa y del
Tesoro (Hacienda). Y "de los cuatro, el del
Tesoro es el que tiene menos (altos funcionarios
ya) designados, aunque es también probablemente
el que afronta los problemas más acuciantes",
observó el lunes el diario The New York Times.
En sus seis primeras semanas al frente del
Departamento del Tesoro, Timothy Geithner, "y el
esqueleto de un equipo de altos asesores
extraoficiales han corrido para tomar decisiones
que moldearán el futuro del sistema bancario, de
seguros, de viviendas y de la industria automovilística", explicó el
periódico.
Paradójicamente, fue la embarazosa evasión de
impuestos de Geithner lo que derivó en la
implementación del proceso de veto. Pero las
complicaciones del Departamento de Estado no se quedan atrás.
"Este año, casi nadie debajo del
subsecretario de Estado (vicecanciller) Jim
Steinberg ha sido anunciado", dijo Chris Nelson,
director de la influyente publicación política Nelson Report.
"Candidatos como Kurt Campbell, en
sustitución de Chris Hill" como secretario
asistente para Asia Oriental y el Pacífico "están
bloqueados en un proceso que insumirá al menos un
mes más, y quizás dos, incluso si todo marcha bien", indicó la semana
pasada.
El proceso de veto está "fundamentalmente
fuera de control", pues "no se aprecia el vínculo
entre el tiempo y las políticas requeridas"
mientras se procesan las designaciones, según Nelson.
Mientras, la mayoría de las cuestiones
políticas son decididas por el equipo del Consejo
de Seguridad Nacional de la Casa Blanca,
presidido por el general retirado James Jones y
cuya integración no debe ser avalada por el Senado.
Tampoco requieren confirmación legislativa
los enviados especiales designados por Obama para
alentar el diálogo árabe-israelí, la situación de
Irán y la de Pakistán y Afganistán.
Pero algunos cargos clave siguen sin ser
cubiertos, como el del secretario de Estado
adjunto para el Hemisferio Occidental. Con la
Cumbre de las Américas a un mes de distancia,
sigue en el puesto el funcionario designado por Bush, Thomas Shannon.
(FIN/IPS/traen-mj/jl/ks/na ip sp fe/09)