Iglesia Católica cierra puertas en reunión de familias
Por Diego Cevallos
MÉXICO, (IPS) – La diversidad social y de pensamiento existentes
en la grey católica brilla por su ausencia en el VI Encuentro Mundial de
Familias que se realiza en la capital mexicana, según observadores.
Iniciada formalmente este miércoles con la asistencia de unas 7.000
personas, entre ellas varios obispos, la cita organizada por el Vaticano
tiene como objetivo promover y alentar la existencia de la familia
tradicional conformada por hombre, mujer e hijos.
El encuentro dejó afuera la diversidad de la feligresía católica y el
debate sobre los diferentes modelos de familia, además de que sus
participantes son en su mayoría de alto poder económico, dijo a IPS Elio
Masferrer, presidente de la no gubernamental Asociación Mexicana para el
Estudio de la Religiones.
Para Masferrer, se trata de una reunión "definida bajo la verticalidad
ideológica de la Iglesia", que alimentará su propio pensamiento "dejando
de lado a la gran mayoría de laicos".
Policías antimotines apostados cerca del lugar de la cita impidieron
este miércoles el paso a simpatizantes del pequeño partido
Socialdemócrata, que pedían la apertura de un debate sobre la existencia y
los derechos de las familias no tradicionales, conformadas por
homosexuales por ejemplo.
Diversas fuentes afirman que personeros de la Iglesia Católica
obtuvieron de la municipalidad de la capital, comandada por el
izquierdista Partido de la Revolución Democrática, el compromiso de que la
policía local evitará que cualquier tipo de manifestantes no deseados
ingresen al encuentro.
Activistas de la comunidad gay y transexual habían advertido que
realizarían algún tipo de protesta por considerar que la Iglesia Católica
los discrimina.
En la inauguración del martes del encuentro, que finalizará el próximo
domingo, el presidente del llamado Consejo Pontificio para la Familia,
cardenal Ennio Antonelli, declaró que la familia es un don de Dios, que
está amenazado por el error y el pecado, así como el "relativismo".
Además, llamó a los fieles a defender esa institución de nuevas leyes
que, desde su puntos vista, la amenazan.
El pronunciamiento fue interpretado por analistas como una crítica a
normas vigentes en la capital mexicana que permiten la unión de personas
del mismo sexo, el aborto antes de la 12 semanas de embarazo y la
posibilidad de que una persona transexual cambie su identidad en sus
documentos de nacimiento.
En forma paralela al encuentro religioso, grupos no gubernamentales
como Católicas por el Derecho a Decidir y Population Council se reunieron
en una sede alterna para debatir sobre los "Otros modelos de familia".
Portavoces de esa reunión declararon que el "modelo ideal o natural" de
la familia "conlleva la discriminación y el desconocimiento de otras
estructuras y formas de convivencia".
Para Masferrer, el VI Encuentro Mundial de las Familias no constituye
un "verdadero espacio de diálogo y reflexión, pues vedó la participación a
los "católicos que piensan y viven de manera diferente".
"Esta cita pasará como un encuentro más donde la Iglesia retroalimenta
su pensamiento y cerrazón, donde se impone el no diálogo", opinó.
José Suárez, portavoz del no gubernamental Observatorio Eclesial,
manifestó algo similar. En el encuentro no hay discusión y, "como era de
esperarse", no generará respuestas a temas que preocupan a los católicos
como el aborto y las uniones homosexuales, dijo.
El Encuentro Mundial de las Familias, que se efectúa en un centro de
convenciones de la capital mexicana, tiene como antecedentes los
realizados Roma en 1994 y en 2000 (Jubileo de las Familias), en 1997 en
Río de Janeiro, en 2003 en Manila, y en 2006 en Valencia, España.
Para asistir a esta reunión de México, los interesados debieron pagar
una cuota de entre 150 y 280 dólares, dependiendo de si eran inscripciones
individuales o familiares. Según lo observado en la inauguración, la
mayoría de los asistentes pertenecían a estratos sociales medios y altos
y, aunque se informó que provenían de diversos países, la mayoría son
mexicanos.
El presidente de México, Felipe Calderón, quien es un católico
declarado, inauguró el encuentro con un discurso en que ligó parte de la
inseguridad pública que vive su país a la disfuncionalidad y
desintegración de las familias.
El mandatario declaró que es un deber central del Estado apoyar y
tutelar a las familias, pues se trata de la principal "célula" de la
sociedad.
Calderón expresó que esa tarea se dirige no sólo las familias
tradicionales, sino también las formadas por madres solteras.
Añadió que lamentaba la ausencia en el encuentro del papa Benedicto
XVI, quien adujo problemas de salud. "Lo extrañamos, pero lo vamos a
seguir esperando siempre con los brazos abiertos", dijo.
(FIN/IPS/dc/dm/cr hd pr/mx sl la wd/09)