Justice: fue un final perfecto para un equipo de Boston casi perfecto


“Este es el mejor equipo de los Medias Rojas de todos los tiempos”, proclamó el propietario principal del club, John Henry.
LOS ANGELES – Denle una buena repasada a estos Medias Rojas de Boston que acaban de ganar la Serie Mundial, porque es posible que pase mucho tiempo para que volvamos a ver a un equipo tan bueno como éste. Es un club perfecto. O lo más cercano a lo perfecto que puede llegar a ser una novena.
Los Medias Rojas fueron una máquina de jugar pelota de principio a fin, una temporada mágica que terminó con el título de la Serie Mundial.
Algunas veces, todo te sale bien. Los Medias Rojas fueron armados con perspicacia y dirigidos con inteligencia. Su grupo de propietarios no tiene comparación y el talento que poseen en el terreno tampoco.
¿Dónde ubicar a estos Medias Rojas entre los grandes equipos de todos los tiempos? Es un buen debate para la temporada muerta. Ganaron por 119na vez el domingo. Sólo los Yankees de 1998 (125) y los Marineros del 2001 (120) se llevaron más juegos en un solo año.
Navegaron a toda velocidad por la postemporada, ganando 11 de 14 duelos y eliminando a otros dos equipos que ganaron 100 juegos -los Yankees y los Astros-antes de llegar a la Serie Mundial. Los 108 triunfos fueron la mayor cantidad en la historia de la franquicia y la mayor cantidad en MLB desde que Seattle ganó 116 en el 2001 (y luego no llegaron a la Serie Mundial).
Los Medias Rojas terminaron ocho cotejos por delante de los Yankees, que ganaron 100 juegos, y se hicieron con la punta de la División Este de la Liga Americana el 2 de julio para no soltarla más. Pasaron 141 de 186 días en lo más alto de su llave y nunca estuvieron a más de dos juegos del primer lugar.
“Este es el mejor equipo de los Medias Rojas de todos los tiempos”, proclamó el propietario principal del club, John Henry.
El juego del domingo, con los siete dominantes innings de David Price y los dos jonrones de Steve Pearce, fue un microcosmo de la temporada entera. Boston utilizó cada avenida posible para encontrar talento.
Pero primero, un reconocimiento a los propietarios. Todo cambió para los Medias Rojos, todo, literalmente, a finales del 2001, cuando un grupo encabezado por Henry y Tom Werner compraron el equipo.
Desde que llegaron, sólo los Yankees han ganado más juegos de temporada regular. Y ningún otro equipo ha ganado más veces la Serie Mundial en las últimas 15 campañas que las cuatro que tiene Boston (los Gigantes les siguen con tres).
Henry y Werner han contratado gente inteligente y les han dado los recursos y la libertad para hacer su trabajo. Este campeonato del 2018 empezó a tomar forma con el desarrollo de jugadores de casa como Mookie Betts, Xander Bogaerts, Andrew Benintendi y Bradley.
Boston también hizo cambios inteligentes (Chris Sale, Craig Kimbrel, Rick Porcello) y gastó fuerte en agentes libres (J.D. Martínez y Price) cuando fue necesario.
Pero pocas decisiones fueron tan importantes como haber contratado a uno de los ejecutivos más respetados del béisbol, Dave Dombrowski, como presidente del departamento de operaciones de béisbol hace tres años. Fue su firma del slugger Martínez la pasada primavera que creó ese súper lineup, y luego redondeó al equipo adquiriendo en cambios a Pearce y al lanzador Nathan Eovaldi.
El Juego 5 de la Serie Mundial fue un reflejo de todo ese trabajo. Hace tres años, Boston le dio a Price uno de los más grandes contratos de la historia, y en la apertura más importante de su carrera permitió una sola rayita, tres hits, y lanzó hasta la octava entrada.
El tipo que supuestamente no podía ganar en octubre, Price, dejó 1.98 de efectividad en tres presentaciones durante la Serie Mundial.
Pearce llegó en un junio en un cambio para fortalecer un lineup que ya era el mejor del béisbol. Y cerró octubre con un jonrón y cuatro empujadas en el Juego 4 y dos jonrones y tres empujadas en el juego decisivo para terminar coronándose como el Jugador Más Valioso de la Serie Mundial.
Cuando Dombrowski fue a buscar un nuevo manager el invierno pasado, contrató a Cora, de 43 años, el coach de la banca de los Astros. En su camino hasta convertirse en apenas el quinto dirigente novato que conquista el Clásico de Otoño, Cora se convirtió en el prototipo del manager moderno al construir una relación indestructible con los peloteros.
“Esa fue la meta desde el Día 1”, dijo Cora. “Han sido muy consistentes. No hay egos. Juegan al béisbol de la forma correcta. Se merecen lo que lograron. Esto es algo fantástico. Es muy gratificante ser parte de algo así”.
Y bajo una bonita noche en el sur de California, los Medias Rojas le pusieron el toque final a su travesía con estilo.
“Este es un equipo muy especial”, aseguró Price. “Por eso es que firmé aquí. Esto es lo que me imaginaba, esta sensación, ser campeones de la Serie Mundial. Estoy muy feliz de haberlo logrado”.