Atisbos de hotelerÃa sustentable en Cancún
Por Verónica Díaz Favela * – IPS/IFEJ
CANCÚN, México, mar (IPS/IFEJ) .- Antonio Moreno es
gerente de banquetes de un hotel cuatro diamantes
en la sudoriental ciudad mexicana de Cancún, pero
desde hace más de un año su trabajo incluye hurgar en la basura.
¿Por qué? Para confirmar que los residuos se
clasifican correctamente para su reciclaje,
explica. El recipiente "azul es para el plástico,
el amarillo para el cartón, el gris para el metal
y el verde para la basura orgánica".
Con 213 habitaciones, Le Méridien Resort &
Spa, donde trabaja Moreno, uno de los más de 60
hoteles de Cancún y el último en recibir la
certificación de turismo sustentable que otorga
la entidad australiana Green Globe, señala la
encargada de recursos humanos, Alma Quiñones.
Otros tres hoteles están por iniciar sus
procesos de certificación y nueve ya los
concluyeron, explica el representante de Green Globe en México, Gustavo
Ramos.
Todos están en un tramo del sudoriental
estado de Quintana Roo que incluye Cancún, Isla
Mujeres, Playa del Carmen, Cozumel y Tulum. Es
una línea de mar de 130 kilómetros, la Riviera
Maya, conocida por sus aguas color turquesa,
playas de arenas blancas y arrecifes. Cuenta con
más de 70.000 cuartos de hotel y recibe unos tres millones de turistas al
año.
En las últimas tres décadas, esta zona, hogar
de la cultura maya y con importantes vestigios
arqueológicos como las monumentales pirámides de
Chichén Itzá y Tulum, ha sido un imán
irresistible para turistas de Estados Unidos,
Canadá y Europa. Aquí encuentran sol, playa y
cultura. Y a cambio dejan 5.000 millones de dólares anuales.
Sin embargo, la falta de prácticas
sustentables con el ambiente ha llevado a algunos
de estos visitantes a darle la espalda a Cancún.
"Hay grupos de turistas que investigan si en
verdad somos amigables con el ambiente antes de
hacer su reserva", asegura Quiñones a esta periodista.
Los hoteleros calculan que en 2008 perdieron
260 millones de dólares por este motivo. Para su
sorpresa, cientos de turistas exigieron la
devolución de su dinero al llegar a Cancún,
cuando no encontraron lo que les habían ofrecido
en los folletos: arrecifes y extensas playas que
el huracán Wilma se llevó en 2005, dejando en su
lugar escasos metros de arena y muchas piedras.
Según la directora de Turismo de la
Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales
(Semarnat), Gabriela Mercado, México pierde
competitividad por la falta de manejo sustentable
de los recursos naturales, y en 2008 eso se
reflejó en la caída de turismo europeo, que
tiende a elegir destinos con buena gestión ambiental y sociocultural.
De acuerdo con la representante del no
gubernamental Centro Mexicano de Derecho
Ambiental (Cemda), Alejandra Serrano Pavón, los
hoteles de Cancún destruyeron el bosque de mangle
para construir edificios, sin respetar las dunas
y acelerando la erosión costera.
Para revertir este fenómeno, el gobierno
federal quiere recuperar las playas mediante un
proyecto de unos 60 millones de dólares, que tampoco parece ser la
solución.
Las autoridades de las playas de las que se
piensa extraer arena se quejan de que la quitan
para ponerla en costas de quienes depredaron.
También se critica a los hoteles su
indiferencia hacia la comunidad. Hay desde dudas
de que los beneficios económicos del turismo se
queden en la región, como reconoce la propia
funcionaria de la Semarnat, hasta el hecho de que
los quintanarroenses no sientan como propias las
playas, en especial las de Cancún.
Los hoteles han formado murallas que impiden
a la gente común acceder a las costas. "Hace 10
años, en la zona hotelera de Cancún había
ventanas ecológicas, todavía se podía ver el mar.
Pero ya no", relata Moreno, de Le Méridien.
Si alguien quiere llegar al mar debe pagar al
hotel, como el publicista José Uriart. "Yo pago
mi pase diario de 20 dólares y puedo usar la
piscina, los baños, los camastros, las toallas", dice.
Pero si se instala sin pagar, le puede
ocurrir lo que al vendedor de artesanías Jaime
García. "Los guardias son prepotentes, dicen que
la playa es del hotel. Una vez les dije que eran
públicas, pero prendieron una manguera y me mojaron hasta que me fui",
relata.
A consecuencia, no se ve "a un mayita que
trabaje ahí ir y poner su toalla fuera del hotel
Presidente", señala Serrano Pavón.
Quizás por eso algunos hoteles se ven
impulsados a mejorar su imagen certificándose
voluntariamente. Así, instalan plantas de
tratamiento de agua y con ella riegan sus lujosos
campos de golf, emplean detergentes y químicos
biodegradables, decoran sus instalaciones con
plantas nativas y mejoran sus relaciones con la
comunidad adoptando escuelas y casas de
asistencia, dando charlas sobre prácticas
sustentables y donando el dinero que reciben por
el reciclaje de envases metálicos y vidrio.
Pero no se trata sólo de imagen.
En un año, el hotel Le Méridien bajó cinco
por ciento su consumo de electricidad, cuatro por
ciento el de agua, 13 por ciento el de gas
licuado de petróleo y 24 por ciento el de
gasóleo, destaca el gerente de mantenimiento,
Cristóbal Gudiño Nava. Además, pasó de producir
más de un kilogramo diario de basura por persona,
a 520 gramos. El próximo año deberá mejorar estas
cifras para ratificar la certificación.
En Playa del Carmen, el hotel Mayan Palace,
también certificado por Green Globe, "destinó una
zona para un cocodrilario y acondicionó una isla
dentro de un lago para albergar flamencos
rosados. También tenemos un área de lombricultura
y un vivero de especies nativas", dice la
encargada del proyecto de certificación, Erica Lobos.
"Ofrecemos a los turistas un recorrido en
bicicleta por estas áreas y les explicamos por
qué protegemos estas plantas y animales, que son
los que se recuperan más rápidamente después de un huracán", agrega.
Pero si bien estos esfuerzos son importantes,
estima Lobos, la adopción de una cultura
sustentable es lenta. "Hay cierta apatía.
Nosotros asesoramos sobre prácticas sustentables,
y tener solamente la solicitud de uno o dos
hoteles al mes interesados en trabajar de esta manera" es poco, dice.
Mientras, la Semarnat elabora una norma
nacional con requisitos de sustentabilidad para
emprendimientos turísticos en la región. Ella
contendrá los criterios para determinar si un
hotel es sustentable o no y servirá para poner
orden. Su valor radicará en exponer a los que no
sean sustentables, lo que entrañará una mala publicidad.
Para el Cemda, aunque la norma es bien
recibida, no alcanza, porque hay hoteles que no
cumplen los planes oficiales de ordenamiento y
desarrollo que ya existen, y aun así reciben
autorizaciones de la propia autoridad federal. La
Semarnat no quiso referirse a esas críticas.
La indiferencia de algunos hoteleros, sobre
todo de los más nuevos, a un verdadero manejo
sustentable del negocio se debe en parte a que no
ven los beneficios económicos de cuidar la zona, explica Serrano Pavón.
Se considera que "el tema ambiental" va "en
contra del desarrollo y la creación de empleos, y
no es así. Es calidad de vida para el habitante,
y además va a permitir seguir con el turismo y generar dinero", agrega.
* Este artículo es parte de una serie producida
por IPS (Inter Press Service) e IFEJ (siglas en
inglés de Federación Internacional de Periodistas
Ambientales) para la Alianza de Comunicadores
para el Desarrollo Sostenible
(http://www.complusalliance.org). Publicado
originalmente el 21 de marzo por la red
latinoamericana de diarios de Tierramérica.
(FIN/Tierramérica/vdf/dcl/la mx md dv en ij sl/09)